Movernos es una decisión, cuidarnos promocionando salud, también
La inactividad es una de las causas más importantes que inciden en el desarrollo de la enfermedad.
¿Qué podemos hacer?
Somos seres de movimiento desde que nacemos, gradualmente vamos reconociéndonos por las vivencias que nos proporciona el cuerpo a través del movimiento; nos ponemos en marcha gracias a las emociones, recuperar la emoción de la alegría por medio de la actividad física, especialmente teniendo en cuenta las secuelas post pandemia, es un recurso esencial para la vida; de no realizarla habitualmente, deterioramos nuestra capacidad psicofísica y nos perdemos los innumerables beneficios fisiológicos, mentales, sociales y el disfrute que nos proporciona.
La OMS recomienda actividad física aeróbica de al menos 150 minutos de intensidad moderada o 75 minutos de actividad intensa por semana, pero, el aumentar la cuota de movimiento, cambiando el ascensor por las escaleras, haciendo ejercicios de estiramiento, propiciar pausas activas o elegir caminar unas cuadras más antes que utilizar transporte, es ya el inicio de una batalla ganada al sedentarismo.
Elegir actividades que se ajusten a horarios posibles, preferencias, condición física y tener metas realistas, ayudan a dar el primer paso. Si hace tiempo que se está inactivo, tener en primer lugar, un control médico es imprescindible. Un profesional cualificado que acompañe en el proceso puede ser muy útil para dar continuidad y seguimiento. Comenzar progresivamente, con pequeños objetivos que motiven.
Siempre hay algo que podamos hacer que se acompase a nuestro estilo de vida, algunas veces es solo detenerse y reflexionar acerca de la importancia de priorizar el propio cuidado y más importante aún, sostenerlo. Algunas estrategias pueden ser útiles, por ej, realizar actividad física temprano de mañana, evitando la excusa de estar cansado al final del día, tener un compañero que se sume a las rutinas de ejercicio, es difícil decir que no si nos pasan a buscar o vamos al encuentro de un grupo, dejar preparada la ropa deportiva bien cerquita, a mano, para incentivar la actividad. Darse algunos premios cuando ya se está consolidando el hábito de ponerse en movimiento.
Aprovechar la incorporación de la actividad física para revisar la alimentación y los distintos hábitos dentro de un programa vital es esencial, sabemos que no toda actividad física ni deporte es saludable si no se realiza con los cuidados pertinentes, como tampoco es suficiente con incorporar ejercicio o deporte desestimando otros aspectos vitales como una buena nutrición, hidratación, descanso, vínculos sostenedores y una vida con propósitos.
Bienvenidos!
Lic. Laura Spaccarotella